Un despertar filantrópico en América Latina

La amplitud y profundidad de la filantropía corporativa de empresas y fundaciones corporativas se han expandido significativamente en los últimos años

Desde hace mucho tiempo ya, la «filantropía latinoamericana» ha sido considerada un oxímoron. Tradicionalmente, los latinos ricos y las corporaciones han tenido bolsillos profundos pero manos cortas, creyendo que es papel del sector público el financiar esfuerzos caritativos y filantrópicos, manteniendo su propia riqueza en la familia, el envío offshore o dándoselo a la Iglesia.

Sin embargo, los tiempos están cambiando; ya que sin mucha fanfarria estamos siendo testigos de una conciencia creciente entre los ricos y las corporaciones, principalmente a través de fundaciones corporativas en la región, de que la donación filantrópica y el compromiso social son críticamente importantes y altamente beneficiosos para sus naciones, la sociedad, sus empresas y ellos mismos. (Cabe señalar que la mayoría de los países de América Latina usan el término «inversión social privada» en lugar de filantropía).

¿Cuáles son las motivaciones para la filantropía de individuos y empresas? Según el Instituto Hauser para la Sociedad Civil en Harvard, la filantropía es vista como una responsabilidad social y moral de individuos y corporaciones, vinculada a los valores y la fe familiar e impulsada por el deseo de contribuir al progreso positivo de sus respectivos países. Con un ambiente de mayor estabilidad política, crecimiento económico sostenido y un aumento de individuos de patrimonio neto ultra alto durante la última década, que es 2.5 veces el promedio mundial, no es sorprendente que más inversión social, especialmente la inversión de impacto, esté arrasando la región.

La amplitud y profundidad de la filantropía corporativa por empresas y fundaciones corporativas, se han expandido significativamente en los últimos años. Firmas como Microsoft, Citi, Pemex y Pepsico han sido muy activas. Por ejemplo, en México, Pepsi ha trabajado con agricultores de girasol en Chiapas para producir aceite más saludable para bocadillos fritos, mientras que la ciudadanía corporativa de Nestlé en el continente Americano ha resultado en la compra de más de 4 mil millones de dólares en proveedores locales e indirectamente apoyar 650,000 puestos de trabajo. En Argentina, las multilatinas han sido especialmente activas con la Fundación Arcor, invirtiendo ampliamente en educación infantil y la Fundación Bunge y Born, asignando recursos significativos a la educación y salud en comunidades rurales.

Sin embargo, en el ámbito de la empresa social y la sostenibilidad, uno de los logros más impactantes en la región se le adjudica a SABMiller (ahora Anheuser-Busch InBev). Su Programa 4e Camino al Progreso, en colaboración con el Banco Interamericano de Desarrollo y FUNDES, se centra en el mejoramiento del desempeño empresarial de los pequeños minoristas, la calidad de vida y la capacidad de desempeñar papeles de liderazgo en sus comunidades. En lo que respecta a la Región Andina y Centroamérica y Panamá, los resultados hasta la fecha demuestran un gran éxito en términos del número de participantes alcanzados, aumento porcentual en las ventas totales y porcentaje de satisfacción de los participantes.

A menudo se pasa por alto el papel de las comunidades de la diáspora en la filantropía. En este sentido, los individuos de alto patrimonio neto de América Latina que emigran a los Estados Unidos contribuyen a causas humanitarias en su patria para crear una sociedad civil fuerte y/o en su nuevo país de adopción, o incluso en otros países de la región. Un ejemplo notable es el inversor y empresario peruano Alberto Beeck quien junto con su esposa donó 10 millones de dólares el año pasado a un centro de impacto social e innovación en la Universidad de Georgetown. También preside a Lumni, una organización que otorga becas de educación a estudiantes de varios países de América Latina y los Estados Unidos.

Indudablemente, son las asociaciones de fundaciones corporativas las que pueden lograr el mayor y más duradero impacto debido a su fuerza colectiva y prioridades comunes en muchos casos. Hay cuatro asociaciones en la región que prestan servicios y apoyo a las fundaciones corporativas y la RSC (Responsabilidad social corporativa). Más de la mitad de las fundaciones corporativas en México, Colombia y Brasil se crearon después de 1991; y casi todas alinean su inversión social privada con la estrategia de negocio de la compañía, creando así un «valor compartido» y una situación en la que todos ganan.

Según Maria Carolina Suárez, Directora Ejecutiva de la Asociación de Fundaciones Empresariales de Colombia: «La mayoría de las fundaciones corporativas en América Latina tienen sus propios programas, y sólo unas pocas son exclusivamente otorgantes. Esto significa que las fundaciones corporativas trabajan más cerca de las comunidades en sus territorios con un interés particular para fortalecer las capacidades locales». Ella señala que además, el progreso de las fundaciones corporativas en la región les ha permitido ser confiables, capaces, experimentados y expertos en áreas o temas en los que trabajan, convirtiéndose en un importante punto de entrada de ayuda externa o un socio estable y seguro para las instituciones locales, públicas o privadas. Suárez también señala que su respaldo financiero les da la estabilidad para usar sus proyectos como un laboratorio de innovación que puede ser escalado por instituciones más grandes, como el gobierno nacional o replicado por ONGs en toda la región.

Aunque el sector sin fines de lucro de América Latina y las instituciones filantrópicas se encuentran entre las más pequeñas del mundo, regionalmente hablando, una transformación bienvenida está en marcha. Así como un mayor sentido de responsabilidad social corporativa entre las empresas locales (las multinacionales siempre se han comprometido activamente), una creciente clase media, la expansión de la tecnología y la conexión, y un aumento de la conciencia y el activismo por la generación X y Millennials. No hay indicios de que esta tendencia no continúe; y esto es un buen augurio para las naciones del continente americano que se beneficiarán ampliamente del apoyo corporativo y de las fundaciones.

Por Jerry Haar

_________________________________________________________________________

Jerry Haar es profesor de negocios en la Universidad Internacional de la Florida y miembro global del Centro Internacional de Estudios Woodrow Wilson en Washington, D.C.

Related

TIK-TOK EN LA LUPA

La seguridad y la privacidad de los usuarios en...

América Latina puede mitigar la frustración global con la agenda climática: Columna de Jorge Arbache.

Hemos observado un creciente malestar con la agenda climática...