La revolución en el cómputo es inexorable será de gran tamaño y. En los años 90 un computador pasó de ser una máquina de escribir, a ser un aparato que hacía cálculos, diseños y en la que se podían producir imágenes y video. “Algo parecido pasará ahora. Pasará de hacer cálculos, imágenes, video y proceso de datos, a procesar muchísimos datos y a tomar decisiones y hacer inferencias”, explicó Carlos Rebellón, Director de Asuntos de Gobierno en América Latina de Habla Hispana para Intel Corporation.
El ejecutivo habló en la reunión “Una nueva fórmula para acelerar el desarrollo económico” organizada por Latin Trade en asocio con el Consejo Empresarial de América Latina, CEAL, en Ciudad de Panamá.
El manejo de cantidades enormes de datos con una computación más potente es una de las tendencias tecnológicas clave que avizora Intel. Ya se hablan, por ejemplo, de la PC IA, un aparato con procesadores que aceleran el uso de inteligencia artificial, señaló.
Una segunda tendencia está en la combinación de Big Data con el uso de la Nube. Aseguró que un gobierno o una empresa difícilmente podrá ser productivos si no explotan sus datos y destacó que el empleo de infraestructura de nube – y no infraestructura propia – es la manera eficiente de manejar esa información.
Rebellón destacó otra tendencia crucial: el empleo de inteligencia artificial. “La Inteligencia artificial es la nueva rueda, es el nuevo vapor, es el nuevo motor de combustión. Ninguna actividad económica se puede hacer o se podrá hacer en los próximos años sin Inteligencia Artificial”.
Finalmente, destacó una situación que abre una oportunidad interesante. La ultraconectividad, dijo, es un elemento altamente desaprovechado. Conexiones 5G y 6G pueden transmitir volúmenes enormes de datos. “Todavía no sabemos qué hacer con eso”, afirmó. Faltaría que haya aumentos en la demanda de estos super canales de transmisión con, por ejemplo, videos 8K.
Los campeones
Las empresas que más crecen son las que se montan en la ola de estas tendencias tecnológicas, pero además se distinguen por cuatro grandes características: crean su propio ecosistema de negocio, tienen productos ganadores (ese no es un requisito nuevo. Esto nunca ha cambiado, dijo), venden en volumen y son innovadoras.
La prueba de que los cuatro superpoderes funcionan bien para prosperar en el nuevo entorno tecnológico está en siete empresas que los analistas financieros bautizaron como las ‘Siete Magníficas: Microsoft, Apple, Amazon, Meta, Nvidia, Tesla y Google. “No paran de crecer y sus acciones no paran de valorizarse”, explicó. De ellas se puede aprender mucho sobre cómo construyen y cómo operan los ‘cuatro superpoderes’, insistió.
Pero la innovación con herramientas tecnológicas no es solo un asunto de diseñar métodos que muevan datos serios para hacer llegar a la humanidad a Marte. Refirió como ejemplo de innovación el caso de “La Esfera”, el centro de espectáculos en la ciudad estadounidense de Las Vegas. Ese domo promete revolucionar la industria del entretenimiento, manifestó, generando ingresos de miles de asistentes que pagan alrededor de US$150 por cada entrada. La Esfera está empezando a reemplazar el concepto que casi ya no existe de los casinos en esa ciudad y al de espectáculos de magia o de artes que le siguieron, afirmó. Por eso este es un buen caso de reinvención, que puede servir de ejemplo a empresarios y gobiernos de la región latinoamericana, consideró.
La innovación, sin embargo, requiere de un sistema educativo más sofisticado al que tiene la región hoy. El sistema educativo latinoamericano crea operarios más no crea innovadores, se quejó.
Dos observaciones de política
Para cerrar, Carlos Rebellón opinó que la política industrial, es decir una estructura de incentivos que activamente promuevan sectores y actividades específicas, es muy importante para desarrollar el nuevo entorno productivo tecnológico. “Es un poco ingenuo de los países querer competir o querer incursionar en las áreas en crecimiento si no hay una propuesta concreta de apoyo”.
México es exitoso, mencionó como ejemplo, no solo por estar al lado de Estados Unidos, sino porque además tiene un tratado de libre comercio muy poderoso, mano de obra bien calificada y una política industrial específica para semiconductores y vehículos eléctricos.
Estados Unidos revivió la política industrial de chips para defenderse del avance chino, señaló. Ese país cuida su liderazgo con política industrial, que incluye normas de propiedad intelectual y estandarización, además de incentivos.
Desde esa perspectiva, lo peor que se puede hacer es detener el avance de las empresas que van bien. “Uno jamás vería en Estados Unidos, en un país europeo y mucho menos los tigres asiáticos, pegarle un tiro a los emprendimientos que sean el orgullo de la región, como son Mercado Libre como Rappi en la nuestra”
En América Latina las startups, generadoras de innovación y empleo son en su gran mayoría financieras, de e-commerce y de logística, pero en la región la política se mueve en contra de estas plataformas. “Es muy común ver en muchos países la prohibición de Uber, el ataque sistemático a las formas de empleo freelance. Lo que hacemos es completamente lo contrario de lo que hicieron los tigres asiáticos”. Cuando quisieron ser líderes tecnológicos hicieron parques industriales, zonas francas y movieron regulaciones muy blandas de propiedad intelectual, explicó.
Los gobiernos latinoamericanos deberían defender los sectores en los que es bueno. «Deben entender que deben gozar de muchas libertades. Sus regulaciones deben ser las mejores del mundo. Si hay sectores donde no brillamos, ahí no importa tanto que lo hagamos mal, mientras recordemos que haya una disciplina macroeconómica», concluyó.
