Central nuclear flotante Akademik Lomonosov llega a destino en el Lejano Oriente ruso

Tras 17 días de navegación surcando 4.700 kilómetros de los mares helados del Ártico, la central nuclear flotante Akademik Lomonosov llegó anoche su destino, el puerto de Pevek, en el Lejano Oriente ruso. 

Desde allí proveerá de energía eléctrica y agua caliente a pobladores de la región de Chukotka, ambos suministros vitales para la supervivencia en un territorio de temperaturas extremas.

El barco –la única central nuclear flotante del mundo– había zarpado de la ciudad de Murmansk, en el Círculo Polar Ártico, el 23 de agosto y fue remolcado por naves de la flota del holding nuclear Rosatom a través de las aguas del norte de Rusia, hacia la región más remota, despoblada y menos desarrollada del país.  

La llegada, según información de la compañía, se produjo a última hora de anoche, hora local. 

El Akademik Lomonosov “va a garantizar energía limpia y confiable a los habitantes y empresas de la región”, dijo el director general de Rosatom, Alexey Likhachev. “Esto significa una contribución significativa para crear en el Ártico un futuro sostenible y próspero”.

El Akademik Lomonosov es la única central nuclear flotante del mundo y lleva en su interior dos reactores capaces de producir electricidad para abastecer a Pevek y pueblos cercanos así como también para alimentar industrias que van a establecerse en la zona.

“Rosatom, con el proyecto, desarrollo, construcción y puesta en marcha de la central nuclear flotante para poder suministrar energía eléctrica en sitios recónditos con acceso marítimo, ha dado un paso de avanzada de primer orden”, dice a Latin Trade, Jaime Pahissa Campá, presidente de la Asociación Argentina de Tecnología Nuclear. “Será importante acumular la experiencia que brinde esta primera unidad para volcarla en nuevas unidades comerciales que sean competitivas en eficiencia, rendimiento, disponibilidad y costos operativos”, señala el científico argentino. 

En distancia, hay 6.500 kilómetros entre Moscú y Pevek, pero en términos económicos y de desarrollo humano, la región de Chukotka es una frontera para la propia Rusia. Se trata de una región de 700.000 km2 con apenas 50.000 habitantes, que necesita electricidad para su desarrollo. 

Única en su tipo

El Akademik Lomonosov es único en su tipo pero no la primera central nuclear flotante del mundo. Tuvo una antecesora en Estados Unidos en la década del ‘70, que proveyó de electricidad al Canal de Panamá durante siete años y luego fue desactivada. El proyecto estadounidense básicamente no prosperó por los costos.

La apuesta rusa en primer lugar es estratégica, para llevar electricidad y desarrollo a territorios remotos propios, reduciendo los problemas de logística de construir en zonas aisladas así como  también la emisión de dióxido de carbono que produciría una central que quema combustibles fósiles. Rosatom dice que la operación de su central nuclear flotante reduce en 200.000 toneladas al año el consumo de carbón, lo que contribuye a las metas fijadas en los Acuerdos de París para reducir las emisiones de dióxido de carbono.

Pero la compañía también apunta a la exportación.

“La primera tarea para nosotros es realizar una prueba exhaustiva de la unidad”, dice a Latin Trade en Murmansk, Dimitri Alekseenko, subjefe del directorio de Rosatom para la construcción y operación de la central nuclear flotante. “Hasta que no hayamos completado las pruebas, no lo vamos a exportar”. 

El Akademik Lomonosov fue construido en los Astilleros Bálticos de San Petersburgo. Allí lo botaron y el año pasado lo remolcaron hasta Murmansk, la ciudad más grande del Círculo Polar Ártico, donde el holding Rosatom tiene el centro de mantenimiento de sus rompehielos nucleares. En Murmansk se le cargó el combustible nuclear a los reactores, se hicieron las primeras pruebas y se los llevó al 10 por ciento de su capacidad. 

En las próximas semanas, ya anclado en Pevek, se llevarán a cabo las pruebas definitivas de funcionamiento de los reactores y el 31 de diciembre se los conectará a la red eléctrica.

La vida útil de esta central nuclear está estimada en 35-40 años y utiliza como combustible uranio de bajo enriquecimiento. El recambio está previsto cada tres años y el combustible usado será almacenado en el barco. 

La nueva generación

Al Akademik Lomonosov le seguirán otras cinco unidades que serán apostadas en distintos puntos del territorio ruso. 

Rusia ya está trabajando en la nueva generación de estas centrales nucleares flotantes. Se las llama OFPU (sigla en inglés de central flotante de potencia optimizada) y serán más pequeñas y potentes que el Akademik Lomonosov. Llevarán dos reactores RITM-200M, de 50 MW de capacidad, y se espera que el costo del kilovatio que produzca sea comparable con el de las plantas diesel. 

La producción de estas unidades está enfocada en la exportación a lugares remotos con altas necesidades de consumo debido a alguna instalación industrial. Y la ventaja es que, una vez concluida la explotación industrial, se la puede desplazar a otro lugar.

Rosatom tiene en mente operaciones mineras cercanas a la línea costera, en países como Indonesia, Vietnam o Ghana así como también en América Latina, en México, Brasil, Perú o Chile, sin especificar detalles. 

Foto: El Akademik Lomonosov en Murmansk

Crédito: Rosatom

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