Andrés Rugeles es el colombiano que consiguió una tarea casi imposible: hacer que más de un centenar de líderes latinoamericanos reflexionaran sobre el futuro de la región, por encima de diferencias políticas y de diferencias ideológicas. La discusión quedó consignada en el libro “América Latina, la visión de sus líderes”.
Una mirada a las personas que participan en el libro permite concluir, como lo señaló el expresidente colombiano Andrés Pastrana durante el lanzamiento, que en el último medio siglo no se escribía un libro de esta envergadura. Es un compendio de voces y visiones, muchas veces dispares y divergentes, con un enorme respeto entre todos para construir esa visión de futuro.
Luis Almagro, Ceslo Amorim, Lourdes Casanova, Laura Chinchilla, Ian Goldffajn, Ricardo Lagos, Ricardo Meléndez, Ángela Patricia Janiot, Sebastián Piñera, Francisco Sagasti, Pablo Sanguinetti y 95 más con quienes, además, Andrés Rugeles consiguió mantener un balance geográfico, ideológico, generacional y de género, nada fácil de obtener en la región.
Las trampas
América Latina está atrapada en cuatro trampas monumentales: desigualdad y pobreza; bajo crecimiento y transformación productiva lenta; dificultades ambientales; y debilidad institucional.
Estas trampas pueden perpetuar los problemas de la región que se desarrolla a un ritmo sorprendentemente lento. Con este diagnóstico de lentitud en el crecimiento coincidieron el expresidente de CAF Banco de Desarrollo, Enrique García y el economista de la Universidad de Columbia, José Antonio Ocampo, durante el lanzamiento.
La salida no es fácil porque el mundo está en una encrucijada en la que hay nuevos riesgos y dificultades para la integración y la inserción internacional, señaló Andrés Rugeles.
De hecho, el libro no es un recetario. “Más que eso, es un llamado de atención a los lideres de la región. Podemos perder de nuevo el tren del desarrollo y estamos a punto de perderlo”, dijo Rugeles.
Para no quedarse atrás de las tendencias cruciales, América Latina tiene que volverse un participante activo en los temas globales. “Una voz relevante”, añadió. De hecho, como lo señaló el expresidente de Chile Ricardo Lagos en el libro, hoy el cuadro es de una región irrelevante y solitaria.
Los números confirman esa apreciación. Los flujos de comercio intraregional, por ejemplo, muestran a Latinoamérica rezagada frente a otras regiones, incluso frente a los países africanos, manifestó el autor. En la región el comercio dentro de la región vale 17% de su comercio total, frente a 65% en Europa y 50% en Asia. “Eso no se lo puede permitir”.
Demasiada ideología
¿Por qué no se desarrolla una visión pragmática y de largo plazo en la región? Porque los países se ideologizaron, responde Rugeles resumiendo uno de los resultados de su investigación.
En el caso de la acercar los países es primordial “que los gobiernos entiendan que politizando, ideologizando la integración regional, todos pierden nadie gana”, manifestó. Incluso, dijo, se desaprovecha el interés ciudadano en el tema. “Siete de cada diez apoyan la integración”.
Las cadenas de suministro se están reacomodando en todo el mundo, de manera que si se tomara en serio esa tarea, se debería aprovechar la ola de reacomodos, sugirió. “ El mercado americano tiene posibilidades. Estudios del BID muestran que el nearshoring puede generar US$78.000 millones adicionales en exportaciones”.
Las tareas pendientes para que la integración opere, necesitan consensos y visión de largo plazo. Deben ocurrir en cada país, pero se promueve con mayor facilidad si hay acuerdos regionales.
Una es la transformación productiva, es decir, que la producción tenga más valor y que las ventajas comparativas se conviertan en ventajas competitivas, señaló. Esto implica establecer más empresas de base tecnológico y asegurarse de que su producción genere empleo.
La segunda, es impulsar el desarrollo de infraestructura y mejorar los procesos de logística.
Sobre esto último, reflexionó, es difícil concebir que sea más caro llevar bienes de Guatemala a Costa Rica que de Guatemala a China, o que los fletes desde el puerto de Buenaventura en Colombia, hasta Bogotá, sean más elevados que desde Buenaventura a un puerto en China.
Como tercera está el requisito de formar el capital humano con habilidades adaptadas a las necesidades del Siglo 21.
Finalmente, Latinoamérica necesita más niveles de ahorro e inversión. Los bajos niveles de ahorro en la región hacen que la inversión extranjera sea necesaria. Para atraer las inversiones internacionales, Andrés Rugeles recalcó el papel central de la banca multilateral. Durante el lanzamiento, el expresidente de CAF, Enrique García, concordó con ese comentario. Dijo que las multilaterales no solo prestan el dinero que les falta a los países, sino que sirven como catalizadores para llevarles dinero de inversionistas globales a los proyectos que los requieren.
Para avanzar en las tareas anteriores y crecer aceleradamente, es preciso entender y consensuar las reformas estructurales que se deben emprender. Pero adicionalmente, ver lo que ocurre en el mundo. “Dejarnos de mirar a nosotros mismos como con un complejo de narciso”, propuso.
Dentro de esa acción global, piensa, llegó la hora de tener voz, posiblemente en un entorno de acuerdos con el resto del Sur global. “De un Consenso de Washington, podríamos conseguir un Consenso del Sur Global, que incluya esos elementos de transformación productiva.
Bien público
Andrés Rugeles espera que la reflexiones alrededor de su libro se conviertan en una especie de bien público regional, pero adicionalmente, ya le puso una función social. Decidió donar las regalías de la venta a una fundación que trabaja en temas de salud y recreación infantil. Una compañía perfecta para acompañar la difusión de las ideas.
