El científico cubano Rolando Pajón, Director Médico para América Latina de la farmacéutica Moderna, vio la gestación de la vacuna contra el Covid que ayudó al mundo a salir de una de las peores crisis de los últimos tiempos.
Hoy, con la tecnología de ARN mensajero, mira con detenimiento los progresos de esa empresa en otros campos como en la vacuna contra el virus respiratorio sincitial.
Desde su experiencia en una de las empresas más innovadoras del planeta, refiere cómo se descubre y se innova y sugiere lo qué deberían hacer las empresas latinoamericanas para ser más innovadoras. “En nuestro ecosistema de innovación latinoamericano todavía hay muchas cosas que debemos lograr y establecer para que esto sea un proceso exitoso para la inmensa mayoría de los que lo emprenden”, dijo en su entrevista con Latin Trade.
Destacó la enorme oportunidad que se abre en el campo del ARN mensajero y que la región se está perdiendo. “El ARN mensajero es una revolución que muchos todavía estamos tratando de entender y si hay una región que todavía no ha capturado bien cómo valorizarla es América Latina”.
¿Qué diferencia al proceso de innovación de Moderna de otros?
Yo llamaría la atención a los valores de la compañía, [porque] tienen un impacto directo sobre el proceso de innovación.
Uno de los valores de la compañía es ser persistente, no cansarte nunca, seguir intentando. A veces tenemos muy buenas ideas pero no las llevamos a la realidad. En Moderna [la persistencia] es un elemento, uno de los valores centrales de la compañía, e influye en la innovación.
Otro valor es curiosidad y otro más es el de cooperación, ser colaborativo. No llegamos a ningún lugar solos. De eso estoy super consciente, en mi carrera, en mi vida. Moderna también lo está. Tiene un ecosistema de colaboración interno y externo muy importante. Es una compañía que mira mucho hacia adentro, pero mira mucho hacia afuera para conectar con las ideas de la academia y ejecutarlas rápidamente.
La vacuna de Covid es un ejemplo de esa conexión. Nosotros habíamos trabajado con grupos de los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos y eso nos dio una gran ventaja porque sabíamos exactamente qué diseño teníamos que usar. En ese momento no empezamos a imaginarnos el diseño. Ya teníamos un gran avance en el que teníamos que utilizar, en el que tenía una alta probabilidad de éxito.
¿Hay otros elementos que no estén en los valores?
Hay dos elementos. Uno es la velocidad, que está vinculada con el segundo, la tolerancia al riesgo.
De las compañías con las que he trabajado, Moderna le pone un valor muy alto a la velocidad de ejecución de una idea. Obviamente, asociado con eso, hay el riesgo inherente. Moderna tiene una tolerancia al riesgo muy alta, que la balancea de la siguiente manera. Si queremos ir muy rápido corremos un riesgo muy alto de fallar en esa idea, pero se convierte en una oportunidad de aprendizaje a partir del error cometido. Yo no conozco una compañía que sea capaz como Moderna de capitalizar ese ciclo iterativo de aprendizaje que va asociado con la innovación de alto riesgo. Eso es realmente muy importante.
El CEO y fundador de nuestra compañía dice que no tenemos que ser los más rápidos, pero sí tenemos que ser los que aprendemos más rápido.
¿Siempre miran estos factores?
Cuando uno pone todos esos ingredientes en una bolsa y los mezcla bien, obviamente salen proyectos que tienen más componentes de una cosa o de otra, pero siempre están todos los elementos. Siempre tienes colaboración, siempre tienes ese impulso constante de llegar al final, tienes el elemento de curiosidad, creatividad y tienes el elemento de la presión del tiempo y de la valoración del riesgo.
¿Cómo escogen cuáles proyectos avanzan y cuáles deben suspender?
En Moderna tenemos un sistema de puertas múltiples, donde cada proyecto desde su inicio tiene que ir cruzando cada una de estas puertas.
Nuestra vacuna de Covid cruzó todos esos umbrales porque estábamos en una situación excepcional. Había una gran cantidad de evidencia científica, teníamos un espacio operacional muy bien conocido, estaba financiado – con financiamiento seguro, que es importante – y por último, tenía un escenario comercial relativamente asegurado, porque sabíamos que si la vacuna funcionaba, incluso en el escenario de cero ganancias, todo el costo iba a ser cubierto.
Desde el punto de vista económico el riesgo para la compañía se manifestaba más en forma de riesgo de oportunidad. O sea el costo del talento que estabas usando para desarrollar la vacuna de Covid y que no estuviera desarrollando productos que la empresa justo antes del Covid consideraba prioritarios. Esa situación no es un proceso normal.
Nuestro candidato de vacuna de sincitial respiratorio, que como publicamos hace unos meses, ya evidenció resultados positivos en fase tres, va a ser, antes que se acabe el año, la primera autorización obtenida por Moderna de un producto de ARN mensajero, siguiendo el proceso interno normal.
¿Cómo es el proceso?
Cuando tienes un producto en fase clínica, la barrera más crítica es lo que se llama la Nominación de Candidato. Nosotros no entramos en fase clínica con productos a los que no les hayamos hecho un análisis comercial, del nicho y de la necesidad de salud que ese producto va a responder.
Pero una decisión clave pasa antes de entrar en la etapa clínica, que es lo que llamamos Nominación de Candidato. Es un punto de inflexión muy fuerte donde tenemos un espacio multifactorial, multivariable. Tenemos por un lado la investigación: todos los datos científicos que avalan a ese candidato. Por otro lado tenemos toda la información sobre el impacto en la salud del paciente y tenemos la parte de los retornos esperados en distintos escenarios. Siempre desarrollamos un caso base, un caso mínimo y un caso optimista. Ese es el punto más grande que tiene que pasar cada producto en Moderna.
A ese punto se puede llegar por varias vías. No es un proceso lineal, fijo, que cada producto necesariamente sigue, sino que es dinámico. Hay candidatos que llegan a la fase clínica con un riesgo científico mínimo, lo conocemos muy bien, está muy establecido y con una pequeña generación de datos ya nos movemos, pero el mayor riesgo es comercial, económico, de retorno. En otros es al revés. El caso comercial es evidente, pero el riesgo científico es muy grande.
Por eso utilizamos un sistema de múltiples caminos para llegar a esta compuerta de Nominación de Candidato, que es el más importante en el ciclo de vida del proyecto.
Por supuesto, la medicina y la ciencia son realmente los que dictan después, en la fase clínica, si el producto funciona o no funciona. Si estamos haciendo ciencia muy riesgosa, realmente eso está completamente fuera del control de la compañía
¿Qué deberían hacer las empresas latinoamericanas para ser más innovadoras?
Número uno, dejar de buscar las soluciones en el Primer Mundo. Somos muy buenos desde el punto de vista innovativo, en tener las ideas y tratar de buscar la realización de esa idea. Pero automáticamente vamos donde está el dinero, que es en los países desarrollados, en lugar de invertir más tiempo en asegurarnos de que esa idea es factible y hacerla en nuestros países.
Personalmente pienso que específicamente en ARN mensajero hay un gran espacio para innovar en este momento. Moderna como compañía que no es la única, y no va a monopolizar este espacio de innovación.
La inversión en tecnología de ARN mensajero se puede distribuir muy rápidamente en una gama de productos. La mentalidad de ‘una fábrica, un producto’ ya no existe. Es ‘una fábrica, muchos productos’.
Este símil no me gusta mucho, pero la bomba atómica americana desgraciadamente les enseñó a otros que se podían hacer. Eso llevó a una carrera armamentista desafortunada, pero abrió la época de la energía nuclear y abrió la época de aplicaciones pacíficas de la energía nuclear.
El ARN mensajero es una revolución que muchos todavía estamos tratando de entender y si hay una región que todavía no ha capturado bien cómo valorizarla es América Latina.
Yo diría: pará de mirar afuera. Pará de esperar a Moderna, Pfizer o a otras grandes compañías. Porque la inversión, la barrera de inversión en este campo no es tan alta y el ecosistema se va a diversificar muy rápidamente. Y es posible. Moderna ha enseñado que es posible, Pfizer ha enseñado que es posible. O sea, el camino está bien trazado.