Por Maria Tereza Fleury*
El cambio climático, la preocupación por el medio ambiente y la ética animal, la creciente demanda de consumo de carne y los recursos limitados son algunos de los problemas a los que se enfrenta la sociedad.
Los países emergentes son vitales en la producción ganadera, con más de 500 millones de trabajadores. Brasil es uno de los mayores exportadores; la producción animal representa el 25% de su PIB. Sin embargo, las opciones para el negocio tradicional de las proteínas están aumentando.
Un estudio de BCG prevé que en 2035, una de cada diez porciones de proteína en el mundo procederá probablemente de una fuente alternativa. Considerando un escenario en el que los cambios tecnológicos mejoren la calidad y aceleren la paridad respecto a las características de la carne tradicional y la regulación favorezca las proteínas alternativas, la proteína convencional alcanzará su punto máximo en 2025 y disminuirá después en Europa y Norteamérica. Crecerá lentamente en América Latina y Asia-Pacífico, con Brasil y Argentina a la cabeza.
Las proteínas alternativas pueden clasificarse en vegetales, celulares (o de carne cultivada – CC), de fermentación y de otros tipos, por ejemplo, de insectos (PWC, 2022). Se están creando ecosistemas de innovación con empresas, startups, universidades, ONG y otras instituciones para su producción, liderados por startups y apoyados por diversas partes interesadas en todo el mundo. En 2021, los líderes brasileños productores de carne convencional realizaron inversiones masivas para promover asociaciones con startups extranjeras: BRF estructuró una alianza estratégica con la israelita Aleph Farms, mientras que JBS adquirió la española BioTech Foods.
Desde el punto de vista legal/institucional, la oficina del Good Food Institute (GFI) de Brasil colabora con grandes productores de alimentos, reguladores gubernamentales y científicos de todo el país, actuando de forma proactiva para ayudar a impulsar la industria.
La regulación es un reto complejo, no sólo en Brasil. En Europa, se tardó aproximadamente un año y medio; en Estados Unidos, la aprobación aún está en curso.
Recientes estudios de mercado han identificado que alrededor del 65% de la población está interesada en consumir CC, principalmente la «Generación Z» y los «millennials». No obstante, la seguridad del consumidor, la escalabilidad, la textura, el precio y la falta de inversión debido a las dificultades para prever el retorno siguen siendo un reto.
Creo que el avance de la CC modificará positivamente la cadena tradicional de producción de carne en una relación compleja y de apoyo a los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas.
Referencias
PWC. (2022, May 31) The Novel Food Market – Key Trends & Considerations https://www.pwc.com/it/it/publications/assets/docs/pwc-the-novel-food-market.pdf
Witte, B.; Obloj, P.; Koktenturk, S.; Morach, B.; Brigl, M.; Rogg, J.; Schulze, U.; Walker, D.; Koeller, E.; Dehnert, N.; Grosse-Holz, F. (2021) Food for Thought – The Protein Transformation. Boston Consulting Group. https://www.bcg.com/publications/2021/the-benefits-of-plant-based-meats
*Maria Tereza Fleury es profesora de la Fundação Getulio Vargas EAESP . La autora agradece a FGV por el apoyo financiero para esta investigación y la ayuda de Ana Paula Cruz.