América Latina es la región del mundo en desarrollo donde más han incrementado los flujos de llegada de remesas desde que inició la pandemia, y se espera que dicha tendencia continúe en lo que resta de 2022. Así se desprende de un reporte publicado por el Banco Mundial a finales de mayo de este año, en el que se analizan los efectos del COVID-19 y el conflicto entre Rusia y Ucrania para la migración y las remesas. Se espera que este año los flujos de remesas a países de bajos y medianos ingresos alcancen los US$630.000 millones, más de 4% superiores a los de 2021, los cuales habían alcanzado un crecimiento histórico de 8,6% ubicándose en US$605.000 millones. Estas cifras son, a su vez, superiores a los flujos de inversión extranjera directa registrados en esos dos períodos. América Latina participa con más del 20% de los flujos de remesas, las cuales en 2021 fueron de US$131.000 millones, un crecimiento del 25% frente a 2020. Este año se espera un crecimiento de 9,1% y en 2023 de 7,7%, consolidando la región como la parte del mundo de ingresos bajos y medios donde más crecen estos flujos de dinero.
Fuente: “A war in a pandemic: Implications of the Ukraine crisis and COVID-19 on global governance of migration and remittance flows”, World Bank, Migration and Development Brief 36.