“Cuando se le cuenta a la comunidad, cambia el mundo”: la estrategia de construcción de carreteras en Colombia y las nuevas oportunidades. Entrevista con la ministra de Transporte.  

Con el sol a la espalda, a un poco menos de tres meses de terminar su labor como ministra de Transporte, Angela María Orozco habló con Latin Trade sobre la estrategia que siguió Colombia en los cuatro años de mandato de Iván Duque y sobre la que debe seguir el país sudamericano en materia de carreteras.

El eslogan fundamental durante su gestión en el ministerio fue “Concluir, concluir, concluir”. Esa fue una promesa de campaña del presidente Duque, que, dijo la Ministra, muestra cómo la política de creación de infraestructura no puede ser diseñada ni percibida como tarea de un solo gobierno, sino como una decisión de Estado de largo plazo. “Construir sobre lo construido y aislado de la polarización política”, describió.

La ministra Orozco asumió ese objetivo de muchas maneras.

De un lado, puso a trabajar coordinadamente a las entidades del gobierno nacional. En muchas ocasiones las carreteras no avanzaban por falta de licencias ambientales, por hallazgos arqueológicos no resueltos, por la enorme distancia entre la autoridad de carreteras y las comunidades, o por otro tipo de trámites, dijo. Con un mejor enlace entre entidades consiguió acelerar los procesos.

En otras ocasiones, señaló, los retrasos obedecían a que las comunidades no permitían los avances por falta de información adecuada. Afirmó que este problema era crucial en muchas obras, algunas de las cuales llevaban décadas estancadas.

Lo encaró, dijo, cambiando las discusiones desinformadas y politizadas por pláticas de todos los actores con método y argumentos técnicos. “Elevar el nivel y volver técnicas las conversaciones”, describió.

Puso como protagonista de la discusión a las comunidades, pero convocó a todos los grupos relevantes como agremiaciones profesionales, universidades, sociedades de ingenieros y además a los grupos políticos y a entidades que vigilan a la administración pública como la Contraloría y la Procuraduría.

Con discusiones técnicas enfocadas en mejorar el bienestar de las comunidades, consiguió destrabar por medio de acuerdos o conciliaciones judiciales, obras que habían estado atascadas por años. Las universidades y los ingenieros ayudaban a construir los consensos con argumentos técnicos.

También, habiendo invitado a todas las facciones políticas a los diálogos, consiguió que las carreteras dejaran de ser herramienta del debate político, señaló. Al comienzo los políticos se dedicaban casi exclusivamente a exigir, pero posteriormente pasaron a participar activamente en la priorización de las acciones de la obra, maifestó. Conseguir que los políticos estuvieran en “el mismo barco”, también sirvió para reforzar la idea de que los ciclos de la infraestructura trascienden los gobiernos.

Resultados

“Conseguimos un ritmo de ejecución y entrega que no había tenido el país en su historia”, aseguró.

Uno de los proyectos más notorios fue el del Túnel de La Línea, una obra que llevaba más de un siglo en papeles y estudios. La construcción empezó en 2010 y nueve años después, al inicio de su administración, había avanzado en 54%. “En menos de cuatro años [en septiembre de 2020] entregamos un túnel de 8,6 kilómetros, el más largo de América Latina y que atraviesa la Cordillera Central que tiene los mayores problemas geológicos”.

Vea la lista completa de proyectos nuevos en carreteras, puertos, ferrocarriles, metros y movilidad sostenible Plan de Infraestructura en Colombia

Qué sigue

“Aquí no hay campo para improvisar”, dijo la ministra Orozco. En 2015 ese país priorizó unos corredores viales sobre los que ha venido trabajando desde entonces. “No es producto de un gobierno sino de tres”.

En materia de geografía no habrá muchos cambios, porque las rutas clave están bien definidas. “Las necesidades están diagnosticadas”. Por ejemplo, seguiría avanzando en accesos a las ciudades principales y en una carretera que una el puerto de Buenaventura en el Pacífico colombiano con Puerto Carreño, sobre el río Orinoco, en la frontera con Venezuela.

Sin embargo, hay elementos nuevos que pueden hacer más eficientes los sistemas de contratación y de operación.

Uno de ellos son los “Pliegos Tipo”, que estandarizaron las condiciones para la contratación de obras públicas. Ya tuvieron un exitoso bautizo de fuego. “Hemos adjudicado un paquete de carreteras 5G (concesiones de quinta generación) por 11.5 billones de pesos (US$2.800 millones) en 50 proyectos. Ninguno ha sido demandado”. Los Pliegos son ahora un requisito establecido por ley del Congreso y por ello deberían ser difíciles de desmontar en el futuro.

De otra parte, su ministerio dividió el país en ocho regiones y en cada una de ellas puso un grupo de veedores de las comunidades, de las cámaras de comercio, de las universidades y las agremiaciones. Originalmente los grupos funcionaban para recibir información sobre los proyectos y su estado de avance. Ahora también juegan un papel que incluye algo de supervisión ciudadana de los procesos. Ángela María Orozco no cree que la sociedad civil se deje quitar ese papel. “Cuando se le cuenta a la comunidad, cambia el mundo”, dijo.

Algo que falta

Considera que la administración del presidente Duque demostró que las asociaciones público privadas funcionan bien para hacer obras de construcción nuevas, greenfield. Ahora, le parece, se deberían usar para atender lo que llamó un “reto enorme”, que es el del mantenimiento de las carreteras no concesionadas en Colombia. Son carreteras secundarias y terciarias que hoy dependen del presupuesto nacional.

Estima que los nuevos contratos para concesionar el mantenimiento deberían ser a diez años para que los contratistas puedan recuperar su inversión, y deberían operar con peajes baratos porque no tienen que cubrir costos de construcción sino solo de mantenimiento. Chile, dijo, tiene un buen modelo para imitar en este aspecto.

Transición energética

  • Electrificación. Señala que cumplió la meta de tener más de 7.000 vehículos eléctricos rodando en Colombia y tiene una batería de instrumentos que considera facilitarán la entrada de vehículos eléctricos al país. Entre estos hay elementos como arancel cero de importación, impuestos de rodaje inferiores, descuentos en las revisiones mecánicas obligatorias, lugares preferenciales de estacionamiento y poder circular todos los días, sin las limitaciones que tienen los vehículos de gasolina (lo que conocen en el país suramericano como Pico y Placa).
  • Energía limpia. Dijo que Colombia seguirá la “ruta del hidrógeno” en el mediano plazo para mover los vehículos. Ya hay proyectos piloto en marcha, afirmó.

 

 

 

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