Cumbre de las Américas, el momento para formular un tratado ambiental hemisférico: Benjamin Gedan, Wilson Center

Mientras que el presidente Joe Biden considera los temas para incluir en la Cumbre de las Américas de este año, debería poner la protección ambiental en el centro de la agenda hemisférica proponiendo un tratado para rescatar los ríos, bosques y mares de la región.

Podría parecer inútil proponer una agenda ambiciosa para la Cumbre, dadas las fracturas ideológicas de América Latina. La región no ha podido coordinar una respuesta al colapso de Venezuela o la pandemia de COVID-19. En América del Sur, los presidentes de los dos países más grandes, Argentina y Brasil, apenas si se hablan.

Además, los líderes latinoamericanos están comprensiblemente enfocados en temas económicos y de salud pública. La región alberga al 8% de la población mundial, pero representa casi un tercio de las muertes mundiales por COVID-19. Los impactos económicos del coronavirus también fueron más severos en América Latina, donde la pandemia cerrará 2,7 millones de negocios, según la Comisión Económica de la ONU para América Latina y el Caribe.

Pero incluso en medio de estos traumas, la protección del medio ambiente sigue siendo una prioridad para los latinoamericanos.

Veinticuatro países de la región han firmado el Acuerdo de Escazú 2018, que obliga a los gobiernos a compartir información sobre el impacto ambiental de los proyectos de desarrollo y a proteger a los activistas ambientales. Entró en vigor el Día de la Tierra. Siete presidentes latinoamericanos participaron en la Cumbre Climática del 22 de abril organizada por la Casa Blanca. En 2020, Chile fue uno de los primeros países del mundo en actualizar sus compromisos bajo el acuerdo climático de París.

El historial medioambiental de la región tiene manchas. El presidente brasileño, Jair Bolsonaro, ha provocado un alboroto mundial por su incapacidad para proteger la Amazonía. Su homólogo mexicano, Andrés Manuel López Obrador, está duplicando la producción de hidrocarburos a pesar de tener un extraordinario potencial en energías renovables. Pero la mayoría de los latinoamericanos están preocupados por los problemas ambientales. Las encuestas de la Universidad de Vanderbilt muestran que el 75% de los sudamericanos y el 82% de los mexicanos y centroamericanos consideran que el cambio climático es un problema “muy serio”.

Bajo el presidente Trump, el Departamento de Estado no usó la protección ambiental para fortalecer las relaciones de Estados Unidos en América Latina y promover la cooperación regional. Eso no fue sorprendente; la Administración prestó poca atención a América Latina y su agenda nacional incluía pocos objetivos climáticos y de conservación.

Por el contrario, Biden ha puesto el clima y la conservación en el centro de su política interior y exterior. América Latina debería ser un objetivo obvio para esta estrategia. Es una región de impresionante biodiversidad, que incluye el Amazonas, la selva tropical más grande del mundo. También enfrenta desafíos urgentes, como la tala ilegal, la contaminación y la deforestación por parte de ganaderos y agricultores sin escrúpulos.

Estados Unidos ya está activo en la lucha contra la pesca ilegal, no declarada y no reglamentada en las aguas territoriales de América Latina, y Biden está presionando mucho para reducir las emisiones de carbono de la región. Sin embargo, un acuerdo hemisférico aumentaría drásticamente las ambiciones de la región en materia de protección ambiental.

A través de un plan de acción regional y una reunión anual interamericana de ministros de relaciones exteriores y de medio ambiente, los gobiernos de América Latina podrían obligarse a responderse mutuamente frente a los objetivos de conservación y catalizar una mayor participación de los Estados Unidos, incluido el financiamiento para proyectos de energía renovable. El tratado también dotaría de herramientas a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y a la Corte Interamericana de Derechos Humanos para proteger el derecho a bosques saludables, agua potable y aire respirable.

No hay mejor momento para lanzar un tratado ambiental que la Cumbre de las Américas de este año, la primera en ser auspiciada por Estados Unidos desde 1994. Luego de cuatro años de negligencia bajo la última administración estadounidense, los líderes latinoamericanos estarán ansiosos por ver cómo Estados Unidos resume el papel de liderazgo en el hemisferio. El impulso a la acción por el clima y la conservación sería recibido con entusiasmo.

Foto: Gage Skidmore/Flickr

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