Cómo será el BID con Claver-Carone

Mauricio Claver-Carone será casi con total certeza el nuevo presidente del Banco Interamericano de Desarrollo, BID. Lo elegirán el 12 de septiembre, cuando la entidad haga su asamblea general para escoger al sucesor de Luis Alberto Moreno.  

Claver-Carone, quien hoy es candidato de Estados Unidos para esa posición, le dijo a Latin Trade que cuenta con el respaldo público de 15 países y otros más que debe mantener en reserva. Entre los países que ya hicieron conocer su intención de voto por el estadounidense de están Brasil, Colombia, Paraguay, Uruguay y Ecuador. Con eso tiene su triunfo asegurado.  

El poder de voto en esta elección depende de la participación de cada país en el capital del Banco. Desde hace unas semanas se percibía la ventaja de Claver-Carone porque Estados Unidos tiene el 30% del capital y Brasil el 11,4%. 

La reunión virtual del 12 de septiembre sustituirá la que se tenía prevista para marzo pasado en la ciudad colombiana de Barranquilla, y que fue aplazada por causa de la primera ola de la pandemia. El nuevo presidente tomará posesión de su cargo el 1 de octubre en Washington.  

El plan de Claver-Carone 

Mauricio Claver-Carone quiere hacer que el BID sea “más relevante financieramente”. Para aumentar su capacidad como prestamista, les propondrá al directorio y a los gobernadores de la entidad, aumentar el capital que hoy está cerca de los US$177.000 millones. En la actualidad, manifestó, el Banco aprueba créditos por US$12.000 millones anuales. “Lo ideal sería que prestara de US$17.000 millones a US$20.000 millones al año”.  

También pretende mejorar el papel del Banco como catalizador de nuevas inversiones privadas. Para ilustrar su punto, comparó al BID Invest, que es la filial del Banco que opera con el sector privado, con la Coproración Financiera de Desarrollo Internacional de Estados Unidos (DFC por su sigla en inglés), el banco de desarrollo creado por la Administración Trump en 2018. 

Por cada dólar que aporta BID Invest, atrae 40 centavos de agentes privados, mientras que el año pasado, por cada dólar que invirtió la DFC, consiguió movilizar 4 dólares privados. Sería otra forma de tener más impacto, señaló. 

En 2019, la DFC comprometió US$2.700 millones en América Latina y el Caribe en 29 proyectos. 

Adicionalmente Claver-Carone establecerá un esquema más ágil de evaluación de crédito. La aprobación de una solicitud hoy toma 10 meses, dijo y propone reducir el tiempo a 10 semanas. Los estudios se harán, adicionó, “con transparencia y sin tomar atajos”.  

Explicó que acelerar la evaluación de crédito favorecería particularmente a los países más pequeños.  “Diez meses para un país grande no es fin del mundo. Ellos pueden esperar. Para un país de Caribe, diez meses son impactantes y los efectos son más serios”.  

Energía e infraestructura 

Claver-Carone tendrá como prioridad inmediata ayudar a los países en la recuperación de la pandemia. “Asegurarnos de no perder más de lo que ya hemos perdido”. 

La guía para su plan de recuperación es el programa América Crece, que él mismo ayudó a concebir y que estableció el gobierno de Estados Unidos en 2018. El programa promovió en la región la inversión privada en infraestructura energética y luego abrió su espectro a telecomunicaciones, puertos, vías, aeropuertos y otros tipos de infraestructura.  

Dijo que en América Crece ya hay 10 países de la región y que Bolivia entrará esta semana. “Cada marco es diferente para sobrepasar los retos de cada país”.  Con esa ayuda, afirmó, mejorarían los indicadores del receptor, mejoraría la confianza y con ello se podría ayudar mejor en su recuperación económica.   

Afirmó que, de otro lado, con su acción en infraestructura el BID promovería la integración Norte-Sur en las Américas. Ese es un tema del que se ha hablado desde los tiempos del ALCA en 1994, pero que hoy aparece más en la retórica política, que en cifras de comercio o de negocios, señaló.  

Mencionó como ejemplo de la nueva forma de hacer integración, el espacio que se abrió la cena del 8 de julio ofrecida por Donald Trump al presidente de México, Manuel López Obrador. A la cena asistieron Claver-Carone, 10 empresarios estadounidenses y 10 de los mayores empresarios mexicanos. Los ejecutivos de Estados Unidos, entre los que estaban directivos de Lokheed Martin y Sempra, manifestaron su interés por regresar su cadena de proveedores de Asia hacia su país y hacia las Américas.  

Algo similar ya comenzaron a hacer 87 empresas japonesas que, con una inversión de unos US$680 millones, empezaron a relocalizar sus cadenas de suministro en su propio país o en lugares fuera de China como Malasia y Vietnam, ilustró.  

Para dar una idea del tamaño de su plan, mencionó algunas cifras. La inversión de Estados Unidos en Asia Pacífico y en América Latina están ambas por los US$1.000.000 millones. No obstante, entre 2018 y 2019 la inversión en Asia Pacífico aumentó en US$50.000 millones mientras que la hecha en América Latina bajó US$30.000.  

Lo que le parece notable es que esos cambios no se ajustaron con movimientos en otras partes del mundo. “Es una oportunidad mágica. Los US$30.000 podemos realinearlos haciendo nearshoring”, dijo. El BID ofrecería los incentivos para que eso ocurra, añadió. 

De otra parte, los proyectos de energía y de infraestructura, que promovería desde el BID son fundamentales, porque son los dos sectores que más facilitan el desenvolvimiento de las demás áreas de las economías, argumentó.   

Para mostrar lo que tiene en mente, Claver-Carone refirió de nuevo el trabajo de la DFC. En Honduras dispondrá US$1.000 millones en tres años, para financiar inversiones del sector privado en energía, salud, desarrollo de pyme, mujeres y del sector rural. “Uno de los factores más prohibitivos y que más impiden la creación de pequeñas y medianas empresas es el alto costo de la electricidad”, dijo.  

Para cualquier sector, insistió, la infraestructura apropiada facilita la producción. Mencionó como ejemplo al campo petrolero de Vaca Muerta en Argentina, que es uno de los prospectos de energía más importantes del mundo, pero que no avanza mucho por problemas en el transporte.  

Resaltó su intención de trabajar mirando las condiciones de cada país. Mencionó cómo el gobierno de Estados Unidos ya había eliminado la denominación Triángulo Norte. “Entendemos que Honduras, Guatemala y El Salvador son diferentes, tienen culturas diferentes. Vamos a hacer un trabajo más granular”. 

Coordinación 

Mauricio Claver-Carone piensa que puede orquestar una acción más coordinada entre las entidades financieras multilaterales frente a América Latina y el Caribe. 

Dijo que el rescate de los países para salir de la recesión actual no recae exclusivamente en el BID, y que sí podría aprovecharse de una acción más coordinada entre multilaterales.   

El Banco tiene un papel en la ayuda financiera y en asistencia técnica, afirmó, pero le puso la nueva función de coordinación con entidades como el Fondo Monetario Internacional, FMI, de la cual fue director Ejecutivo por Estados Unidos.  

Dentro de la coordinación de tareas mencionó cómo las Líneas de Crédito Flexibles del FMI que tienen Chile, Colombia, México y Perú, les sirven como colchón para prevenir contingencias adversas pero además aumenta la confianza que les pueden tener los inversores internacionales como el BID.  

Para quién trabaja 

“Dentro de la visión ortodoxa, el BID ha hecho un papel importante”, dijo refiriéndose a los avances en temas de cambio climático y desigualdad, pero no quiso referirse a modificaciones a la estructura o a las tareas del Banco en esos frentes. Dijo sí que piensa que el Banco no debería reemplazar al sector privado y que su trabajo debería estar en ayudar a los países y a los sectores más vulnerables.   

 Su prioridad, repitió, será la de “trabajar con la junta directiva y los gobernadores en el cambio de la proporción privada de las inversiones, en agilizar los procesos y en la capitalización, para que el cambio sea duradero e impactante”.  

Para concluir, recordó uno de los puntos que ha mencionado con insistencia en su campaña. La necesidad de que el presidente del BID no pueda reelegirse por períodos largos. “Por su estructura y presidencias de quince años, se olvida para quien uno trabaja”, dijo. “Si me contratan, si me eligen, yo trabajaría para el directorio y los gobernadores. Nunca podemos olvidar que trabajamos para el directorio y para los gobernadores y ellos, para sus contribuyentes. Esa tiene que ser nuestra Estrella Polar” 

¿Su legado?, “que dejemos una institución más eficiente transparente y mejor”, terminó. 

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