¿Están las empresas latinoamericanas demasiado enfocadas en los mercados locales?

El año pasado, mis amigos de ICEX, el organismo de promoción de inversiones extranjeras en España, me invitaron a escribir un capítulo para su serie Global LATAM sobre la internacionalización de las empresas latinoamericanas.

Fue un ejercicio interesante y confirmó algunas de mis preocupaciones: primero, que las empresas latinoamericanas redujeron sus inversiones en el exterior y, segundo, que estas inversiones se concentraron en un puñado de grandes compañías.

Si América Latina no logra alentar a sus empresas a invertir en el exterior, la continuidad de un enfoque local no presagia nada bueno para la competitividad futura de la región. A continuación guran algunas de las conclusiones del informe.

Si bien Latinoamérica antes lideraba las inversiones procedentes de mercados emergentes, desde 2010 hubo una caída de los flujos de inversión, que fueron superados por los de China.

La mayoría de las grandes economías de la región (México, Brasil, Chile y Colombia) también son las principales inversoras en el exterior. Brasil representa el 31% del volumen de inversión acumulada de estos cuatro países, seguido de México (27%), Chile (20%) y Colombia (9%).

Mi equipo de investigación utilizó la base de datos fDI Markets, que hace un seguimiento de proyectos greenfield o de inversión nueva (es decir, empresas que abren una nueva fábrica o inician un nuevo proyecto) y no toma en cuenta las fusiones y adquisiciones. Se observa que sólo las grandes organizaciones, con acceso a grandes sumas de capital, invierten a nivel internacional.

Nuestro análisis de datos muestra que las grandes empresas de la región, como Vale en Brasil o América Móvil en México, concentran buena parte de las inversiones internacionales. En México, América Móvil representó el 45% del total de inversiones mexicanas nuevas en el extranjero entre 2009 y 2017. Junto con Cemex (11%), llevó adelante más de la mitad de todos los proyectos de internacionalización.

Con respecto a Brasil, las inversiones extranjeras de sus empresas están menos concentradas que en México. Aun así, Vale representa el 23% del total, seguida de Votorantim (13%) y Odebrecht (9%). Entre las tres suman casi el 50% del total de las inversiones brasileñas en el exterior.

Chile presenta un escenario más equilibrado. Las tres compañías más grandes son: LATAM Airlines (14%), Falabella (10%) y Siglo Koppers Group (9%), que juntas representan el 33% del total. Aún así, la concentración persiste incluso en Chile.

Como resultado de esta concentración de poder, las inversiones en el extranjero de un país se desacelerarán si pasa algo con alguna de estas compañías como fue el estallido del escándalo de corrupción de Odebrecht o el daño que provocó a la reputación de Vale la tragedia del dique de Brumadinho.

La adopción de una estrategia enfocada fuertemente en el mercado interno puede disminuir las presiones sobre las empresas latinoamericanas para innovar y limitar su competitividad.

Para prepararse para el futuro, los países latinoamericanos deberían incentivar a las grandes empresas a que ayuden a las medianas a internacionalizarse y ofrecer un entorno más propicio para la competencia y la expansión de la inversión en el extranjero.

Los países deberían aportar ejemplos y mejores prácticas que generen oportunidades para todos. Las empresas chilenas han cobrado protagonismo en la región.

La agencia Prochile es una de las principales impulsoras y un ejemplo digno de imitar. LT

        Lourdes Casanova, catedrática sénior y directora académica del Instituto de Mercados Emergentes, Escuela de Negocios Johnson, Universidad de Cornell

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