El cuento de los dos populistas

Las dos economías más grandes de América Latina es­tán actualmente gobernadas por presidentes popu­listas. Tanto Andrés Manuel López Obrador (AMLO) como Jair Bolsonaro son rebeldes políticos que prometen poner fin al statu quo luego de un período de revelaciones de escándalos de corrupción sin precedentes y niveles de delincuencia inadmisibles. Ambos líderes recurrieron a un sentimiento de decepción de los votantes que les ayudó a diferenciarse de la dirigencia mediocre de partidos estable­cidos como el PT de Brasil y el PRI y el PAN de México. Pero hasta ahí llegan las similitudes.

En términos de flujos de capital, las clases adineradas respaldan a Bolsonaro en Brasil y se preocupan por AMLO en México. Bolsonaro tiene un plan y cuenta con apoyo político para aprobar la reforma previsional, que durante mucho tiempo se consideró el tercer riel de la política bra­sileña. En Davos, reiteró su compromiso de simplificar la estructura impositiva de Brasil y reducir significativamente el tiempo que se demora en abrir una empresa. La nómi­na del gobierno se reducirá en forma drástica con el cierre de varios ministerios. Brasil privatizará su participación mayoritaria en Electrobras, así como hasta 20 aeropuertos encabezados por el de Curitiba y se otorgarán nuevas con­cesiones para construir ferrocarriles y puertos que faciliten las exportaciones brasileñas de materia prima. También se modificará la legislación en materia de contenido nacional que obstaculiza el interés de los inversores en los recursos petrolíferos offshore.

Esta serie de anuncios atrajo oleadas de nuevos capita­les a Brasil, hizo que el Bovespa trepara a nuevos récords y fortaleció el real, lo que aumentó el poder adquisitivo de cada brasileño. No es sorprendente entonces que la en­cuesta de IBOPE realizada en el momento de la asunción de Bolsonaro revelara que el 75% de los brasileños lo apoya y el 65% considera que puede reactivar la economía de Brasil en cuestión de meses.

Para calmar a su base de seguidores, que incluye un gran número de evangélicos, Bolsonaro se expresa de manera categórica en contra de la corrección política, los homosexuales y los derechos territoriales indígenas. Sus comentarios son ofensivos y retrógrados; no obstante, ali­mentar la masa de votantes de Bolsonaro tiene pocas con­secuencias económicas para Brasil.

Se puede decir exactamente lo contrario de AMLO.

La primera decisión política importante de AMLO como presidente fue cancelar el proyecto de construcción de un nuevo aeropuerto de US$13.000 millones en Texcoco, al este de la superpoblada terminal aérea de Benito Juárez.

A primera vista, parecía una concesión a su base de votantes, que incluye estudiantes, agricultores y electo­res urbanos con pensamiento ambientalista. Sin embar­go, un examen más detenido revela una tendencia más preocupante. Estructurado como un referéndum trans­parente, a este plebiscito de rápida convocatoria y dudo­so recuento concurrió menos del 2% de los votantes del padrón electoral mexicano.

Santa Lucía, una base militar, cuenta con el apoyo de AMLO y tuvo fuerte lobby de parte de la empresa construc­tora Grupo Riobó, que, curiosamente, fue contratada para llevar a cabo el estudio de factibilidad. La Asociación Inter­nacional de Transporte Aéreo (IATA), con sede en Montreal, declaró públicamente que los aeropuertos de Santa Lucía y Benito Juárez no pueden coexistir técnicamente porque están muy cerca uno del otro.

AMLO aceptó un importante recorte de su sueldo y lue­go impuso una reducción salarial del 60% a los cinco miem­bros de la Junta de Gobierno del Banco Central. Eso llevó a que uno de ellos renunciara antes de lo previsto, además de la rotación periódica prevista de otro de los gobernadores. En dos años, AMLO reemplazará al tercero de los cinco go­bernadores y, por lo tanto, asumirá el control de la institu­ción económica independiente más importante de México.
Los consejeros que guiaron a AMLO a lo largo de su campaña están cada vez más marginados por el hombre al frente de la Presidencia y, que mediante una coalición, controla el Senado y la Cámara de Representantes.

Los multimillonarios mexicanos que financiaron gran parte de la expansión industrial de México en las últimas dos décadas están trasladando de manera silenciosa pero rápida el resto de sus activos que se encuentran en Mé­xico al extranjero. El precio de las viviendas de lujo de Ciudad de México cayó un 20% desde octubre de 2018. Una sensación de desesperanza se está afianzando en los miembros de la élite mexicana, aun cuando los índices de aprobación de AMLO siguen subiendo.

JOHN PRICE, director ejecutivo de Americas Market Intelligence. Ha acumulado 25 años de experiencia en consultoría de inteligencia y estrategia en América Latina. [email protected]

Esta nota se publicó en la edición Sustentabilidad 2019

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