Pérdidas de China, réditos para América Latina

Latinoamérica podría tener más para ganar que para perder en el conflicto comercial entre Estados Unidos y China, siempre que no derive en una recesión mundial que precipite una guerra comercial.

China y Estados Unidos son los principales clientes y proveedores de América Latina. Los aranceles impuestos por Estados Unidos a los productos chinos y viceversa generarán faltas de suministro que Latinoamérica puede cubrir. Es decir que los impuestos a los exportadores chinos y estadounidenses equivalen a subsidios a los exportadores latinoamericanos.

Los productores latinoamericanos –en particular, los mexicanos– pueden desplazar a los competidores chinos del mercado estadounidense, especialmente en los sectores del acero, motores y componentes de aviones, equipos de climatización, equipamiento eléctrico, insumos médicos y algunos vehículos. Mientras que los aranceles chinos a las importaciones estadounidenses abren la puerta a un abanico de productos agroalimentarios sudamericanos, entre ellos soja, sorgo y trigo, pescado y mariscos, carnes, hortalizas, nueces, jugos y vino. Los grandes beneficiados serán Brasil, Argentina y Chile.

Oportunidad a mediano plazo

Si China concluye que los aranceles estadounidenses pueden perdurar, buscará la manera de llevar parte de su producción a países que hayan firmado acuerdos de libre comercio estables con Estados Unidos. Los candidatos evidentes son los países centroamericanos, donde los costos de ensamble y logística son razonables y rápidos los trámites de ingreso a los mercados de la costa este estadounidense.

Los fabricantes chinos del sector textil ya emplean a miles de centroamericanos y es posible que pronto abran talleres para ensamblar otros productos que actualmente están sujetos a aranceles estadounidenses del 25%, entre ellos electrónicos, equipos eléctricos y de climatización, repuestos de automóviles, vehículos ligeros, etc. Un listado de productos aún más extenso se podría ensamblar en México. Y las siderúrgicas chinas pueden optar por comprar activos en Brasil y Argentina, ambos exentos de los aranceles al acero impuestos por Estados Unidos.

Para las multinacionales estadounidenses y chinas, la restricción del acceso recíproco a los mercados hará que tanto las exportaciones como los fondos de inversión se vuelquen a otros países. El desplome de las monedas de mercados emergentes como Argentina, Brasil, Colombia y México, vuelve mucho más atractivos los activos de esos países.

Los importadores chinos de recursos naturales duplicarán sus esfuerzos para comprar activos energéticos, minerales y agroalimenticios en Latinoamérica. Esas estrategias de exportación requerirán inversiones en distribución, comercialización y socios en joint-ventures.

Desde la perspectiva de Estados Unidos, varias industrias tienen su cadena de suministro centrada en China, donde se ensamblan productos, a menudo incorporando piezas fabricadas en países satélites (Taiwán, Tailandia, Corea del Sur). Es posible que el arancel del 25% (a las importaciones de China) no baste para desbancar estas cadenas de suministro pero hay cientos de productos cuyo ensamble podría ser más rentable en México.

El Mercosur lucha desde hace más de 10 años por cerrar un acuerdo comercial con la UE. Las políticas reaccionarias tanto de Brasil como de Argentina, combinadas con el proteccionismo europeo, impidieron la materialización del acuerdo. Pero ahora, el odio hacia Trump puede zanjar las diferencias.

El rechazo estadounidense del Acuerdo Transpacífico no frenó el pacto. Hoy, el mal llamado Acuerdo Integral y Progresivo para la Asociación Transpacífica está avanzando y captó el interés de nuevos signatarios potenciales, entre ellos Gran Bretaña, Colombia, Indonesia, Corea del Sur, Taiwán y Tailandia. Será un acuerdo particularmente útil para México, que precisa diversificar sus exportaciones de manufacturas.

La palabra china para “crisis” frecuentemente es interpretada erróneamente como peligro + oportunidad. Sin embargo, esta vez el traspié lingüístico podría ser una gran premonición, sobre todo para los exportadores de México o Brasil.

     JOHN PRICE, director ejecutivo de Americas Market Intelligence. Ha acumulado 24 años de experiencia en consultoría de inteligencia y estrategia en América Latina. [email protected]

Esta nota fue publicada en la edición Bravo 2018

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