“En 2018, el descontento de los votantes será una prueba de fuego en los comicios previstos en Brasil, México, Colombia, Cuba, Costa Rica, Paraguay y Venezuela”.
Los latinoamericanos están hartos de la política de siempre. A fines de 2017, los índices de aprobación de los presidentes de los países más grandes de la región eran lamentables, siendo el más bajo el 6% del brasileño Michel Temer. En los últimos tres o cuatro años con frecuencia dirigentes políticos han quedado en situación embarazosa por su accionar y sus palabras, al ser éstas grabadas por teléfonos celulares y difundidas por redes sociales en la nueva era de la democracia digital. Muchos consideraban que los votantes latinoamericanos eran insensibles a la corrupción pero, luego de que tantos actos graves quedaran bajo exposición pública, las encuestas muestran lo contrario.
En 2018, el descontento de los votantes será una prueba de fuego en los comicios previstos en Brasil, México, Colombia, Cuba, Costa Rica, Paraguay y Venezuela. El cambio llegará a la región, pero no como un vaivén pendular simplista.
En México, se prevé que los electores elegirán a Andrés Manuel López Obrador (AMLO), pero no para apoyar una mayor intervención del Gobierno en la vida cotidiana. AMLO tiene la oportunidad de triunfar porque en México no hay segunda vuelta, los opositores están plagados de mayores deméritos que él, y él es el candidato más reconocido y simpático. En Colombia, la intención de los votantes sigue dividida en un espectro de aproximadamente ocho candidatos que van desde la centroizquierda a la centroderecha. Es probable que el ganador sea el que aporte el plan más creíble para enderezar la economía. En Brasil, el candidato más viable, Luiz Inácio Lula da Silva, fue condenado en julio del año pasado a 10 años de prisión por corrupción. Si se rechazan las nuevas apelaciones, no podrá postularse nuevamente a la presidencia. Eso dejaría un amplio espacio abierto y un electorado enojado, fórmula que podría instaurar a un nuevo grupo de políticos para desafiar el statu quo. En Cuba y Venezuela los escépticos dudan de que las elecciones de 2018 produzcan el cambio que la mayoría de los votantes parece querer.
En Cuba, las encuestas son llamativamente imprecisas y en Venezuela muchos sospechaban que Nicolás Maduro retrasaría o cancelaría las elecciones. Con o sin legitimidad democrática, un cambio en el poder en La Habana podría llevar a una mudanza decisiva en la posición internacional de Cuba y a reformas aceleradas.
Los votantes no permitirán que los dirigentes que sean elegidos este año en América Latina se regodeen en sus victorias. Esperan un cambio: menos corrupción, más seguridad en las calles, más trabajo, mejores servicios sociales e impuestos más bajos, es decir, un mejor gobierno. Si los nuevos presidentes no lo traen, les costará caro.
País Población (mill) Presidente Aprobación Fecha de encuesta
Brasil 208 Michel Temer 6% 17 de diciembre de 2017
México 128 Enrique Peña Nieto 28% 20 de septiembre de 2017
Colombia 49 Juan Manuel Santos 25% 1 de septiembre de 2017
Perú 32 Pedro Pablo Kuczynski 18% 17 de diciembre de 2017
Venezuela 32 Nicolás Maduro 19% 17 de noviembre de 2017
JOHN PRICE es director ejecutivo de Americas Market Intelligence. Ha
acumulado 24 años de experiencia en consultoría de inteligencia y
estrategia en América Latina. [email protected]
Esta nota se publicó en la edición WEF 2018