Argentina ha tenido dificultades para atraer los inversionistas más arriesgados de su industria de gas. A pesar de tener las segundas mayores reservas de gas esquisto del mundo, y la cuarta reserva de petróleo esquisto, la compleja estructura de impuestos del país, controles cambiarios y a las importaciones y la historia de expropiaciones en la industria han ahuyentado a muchos de los posibles inversionistas.