La lucha de las ejecutivas latinoamericanas para crecer profesionalmente.
Blanca Treviño tuvo que firmar una serie de documentos cuando la contrató su primer empleador después de salir de la universidad, a principios de los años 80, en México, y uno de ellos era una carta de despido. La carta debería quedar archivada hasta el día en que se casara. "Si se casa, será la dirección quien decida si tiene que aceptar o no la carta de despido", dice Treviño. "No era algo exclusivo de mí, o de aquella empresa. El procedimiento normal en cualquier compañía era incluir la carta de despido en los documentos de contratación de las mujeres".
Afortunadamente, Treviño nunca tuvo que escoger entre el matrimonio y el empleo. Ella dejó la empresa pocos meses antes de casarse. Pero 30 años después recuerda esa antigua práctica habitual
Y tiene razón: cerca de 100 millones de mujeres representan más de la mitad de la mano de obra de la región; en la política, las mujeres han alcanzado los puestos más elevados en Centroamérica y en el Cono sur. Sin embargo, según dice Treviño, oportunidades así continúan siendo la excepción en los consejos de administración y en los puestos ejecutivos de las empresas. Según señalan numerosas investigaciones y estadísticas, América Latina está por detrás de otras regiones en lo que concierne a la igualdad de sexos en la empresa. Salvo raras excepciones —
"Desde el punto de vista social y cultural, ser exitosas profesionalmente en América Latina continúa siendo una tarea ardua para el sexo femenino. La región tiene una interpretación muy particular
Cuando Mercer Human Resource Consulting llevó a cabo una investigación global sobre el mundo corporativo en 2006, constató que las empresas latinoamericanas tenían menos mujeres en puestos senior que otras regiones
Es más, las mayores empresas de la región no están ayudando con el ejemplo. Cinco de las diez mayores compañías latinoamericanas no cuentan con ninguna mujer en su consejo de administración, mientras que ellas representan un 9% en las cinco restantes, según datos de la revista América Economía. Ninguna de las empresas de este último grupo tiene una mujer en su dirección ejecutiva o en el consejo. En la mayoría de ellas hay, a lo sumo, sólo dos mujeres en el consejo. Las excepciones son Walmart de México, que tiene siete ejecutivas en un consejo de administración de 15 personas.
Pero América Latina no está sola. En EEUU, por ejemplo, sólo un 2,6% de los consejos son presididos por mujeres, según datos de un estudio de 2011 de Catalyst; la representatividad femenina en los consejos se estancó por debajo
Pero se están produciendo cambios, gracias en gran medida a nuevas leyes en Europa. Desde 2003, siete países europeos exigen que las empresas cotizadas tengan,
"El número de mujeres en los consejos de las empresas está cambiando a un ritmo jamás visto anteriormente", observa Irene Natividad, presidente de Global
En muchos círculos, hoy en día se da por sentado que la presencia de mujeres en los consejos y en cargos ejecutivos tiene sentido para los negocios. Este tipo de punto de vista se ve reforzado por estudios como, por ejemplo, el que hizo en 2007 EVA, un think tank financiado por la comunidad de negocios finlandesa. La institución constató que las empresas lideradas por consejeros delegados del sexo femenino tenían una productividad media del 14%, frente a un 12,2% de las empresas lideradas por hombres. De igual manera, un estudio de 2010 hecho por McKinsey, empresa de servicios de consultaría americana, constató que las empresas europeas con mayor diversidad de sexo en su liderazgo presentaban mayores retornos sobre las inversiones, beneficios y precios de acciones que otras sin el mismo índice de diversidad.
Adaptación lenta
Sin embargo, antes de seguir los ejemplos de otros lugares, América Latina tiene que deshacerse
Está claro que antes incluso de soñar con alcanzar las posiciones de mayor prestigio dentro de la empresa, la mujer latinoamericana ha necesitado luchar para ser aceptada en la fuerza de trabajo. Según las Naciones Unidas, un 32% de las mujeres latinoamericanas trabajaban en 1990, menos que el porcentaje de mujeres americanas que trabajaban en los años 50, época muy conservadora, cuando todavía había muchas barreras y, por ejemplo, una revista muy popular, Housekeeping Monthly, publicó un artículo titulado "La guía de la buena esposa", que aconsejaba a las mujeres dejar la cena preparada y retocarse el maquillaje antes de que el marido llegara a casa.
En cualquier época, las normas culturales juegan un impacto directo sobre las perspectivas profesionales de las mujeres en la empresa, pero se pueden romper, dice Susan Vinnicombe, directora del International Center of Women Leaders de la Universidad de Cranfield, en Reino Unido. "El contexto cultural marca una diferencia enorme", dice. "Si miráramos hacia el pasado, acerca
Se puede decir lo mismo de América
Arena política
En los medios políticos, a las mujeres les ha ido mejor. En 2010, la brasileña Dilma Rousseff se convirtió en la quinta mujer que salió elegida jefe de Estado en América Latina desde 1999, cuando Mireya Moscoso alcanzó la presidencia de Panamá. Las mujeres también representan un 46,5% de los miembros de los partidos políticos locales.
Esa participación política parece estar vinculada a la acción legislativa. Desde 1991, comenzando por
En realidad, es posible que las leyes estén perjudicando a las mujeres. Un estudio hecho por el Banco Mundial constató que en varios países de América
En cuanto al permiso de maternidad remunerada,
Ramalho dice que la discrepancia entre los permisos de maternidad y paternidad es importante porque puede influir en la decisión de contratación
El estudio mostró también que no hay leyes rigurosas que repriman la discriminación, tampoco hay leyes contra el acoso sexual. Según una encuesta de 2010 sobre líderes femeninas de empresas publicado en el International Journal of Management and Marketing Research, un 65% de las mujeres latinoamericanas dicen que tuvieron que enfrentarse a serios obstáculos en su vida profesional, frente a un 28% en EEUU. Una de las principales quejas era la discriminación. Cerca de un 61% de las ejecutivas latinoamericanas entrevistadas dijeron que fueron discriminadas, frente a un 21% en EEUU.
Diferenciación
¿De qué manera las mujeres latinoamericanas podrán equilibrar vida profesional y familiar? No es una tarea fácil, dice una prometedora gerente de ventas brasileña de una empresa de material de construcción de Brasil que pidió no ser identificada. Ella dice que se siente presionada a trabajar más que sus compañeros hombres para conseguir una promoción. "No es que me traten de forma diferente por ser mujer, es más algo que está en el aire. La gente se siente en desventaja por el hecho de ser mujer".
Esta gerente de ventas ha sido ascendida recientemente a supervisora regional responsable de las cuentas de la empresa en varios países. Ella recuerda cómo aumentó la presión después de ser ascendida —y asumió que tendría que escoger entre la carrera y los hijos. "No creo que, en mi posición, pueda ausentarme para tener hijos y aún así conseguir la posición que anhelo en mi carrera", dice ella. Viajando más de la mitad de la semana, "la idea de tener una relación parece una broma. No hay tiempo", dice.
Un informe de 2005 de la Inter-American Dialogue y de Simmons School of Management,
"Mis amigos y yo acabamos discutiendo cuando conversamos sobre familia y trabajo", dice Yolanda Auza, gerente general para América
Auza dice que un paso importante para el cambio de actitud en América Latina consiste en transmitir confianza en la próxima generación de profesionales
"Yo le digo a todos mis trabajadores, y a las personas alrededor mío, que ellos pueden y deben formar una familia, equilibrando el día a día entre la vida profesional y la vida en el hogar", dice. "Es importante que nosotros, en América Latina, comencemos a darnos cuenta de eso".
Un techo de confianza
Por exitosos que sean los programas de mentoring en su esfuerzo de incentivar a que las mujeres persigan una carrera empresarial, "se necesita tiempo para que se sientan preparadas para hacerlo", admite Vinnicombe, de Cranfield.
Pero Treviño, cuyas hijas tienen hoy 18 y 22 años, teme que la lenta evolución en las culturas latinoamericanas haya afectado de forma negativa a las jóvenes. "¿Existe un techo de cristal en América Latina? Probablemente. Pero creo que el mayor obstáculo es el techo de la confianza", dice Treviño. "Las jóvenes no creen que puedan llegar a lo más alto de la dirección. No creen que sea posible".
Aparte de las cuotas, ¿qué más puede acabar con el techo de cristal? Algunos observadores dicen que el liderazgo ejecutivo dedicado al aumento de la diversidad de género en el lugar de trabajo puede ayudar mucho. Todo depende de la visión
Brasil trae un rayo de esperanza en ese sentido con sus enormes empresas estatales, en que las mujeres ocupan posiciones destacadas, así
"En mi país, las mujeres han jugado un papel fundamental en la superación de las desigualdades sociales", dijo en septiembre en un discurso en la Asamblea General de las Naciones Unidas. "Las madres juegan un papel esencial en nuestros programas de distribución de la renta. Son ellas las que administran los recursos que permiten a las familias invertir en la salud y en la educación de los hijos. Pero, en mi país, al igual que en otros países
La posibilidad de delegar poderes en las mujeres es un paso crítico para el cambio de actitudes. Natividad participó recientemente de una reunión global sobre diversidad corporativa y constató que las mujeres brasileñas están entre las más optimistas. "El entusiasmo era palpable. Ellas hablaban de lugares donde las mujeres representaban un 40%
Reeditado con el permiso de http://www.knowledge.wharton.upenn.edu - la investigación en línea y la revista de análisis de negocio de la Wharton School de la Universidad de Pennsylvania.